Las Lagunas de las Huaringas fue inscrito en la Lista Indicativa del Patrimonio Mundial de la Convención de UNESCO de 1972 como bien cultural bajo los criterios C (v) y (vi) en el año 2019. Es un territorio que ejemplifica la práctica curanderil continua desde tiempos prehispánicos y que mantiene hasta la actualidad. Dichas prácticas curanderiles se encuentran estrictamente asociadas al uso de un conjunto de lagunas del páramo andino, ecosistema presente desde Venezuela hasta Perú, que se consideran como un espacio sagrado y de respeto, valores atribuidos a las propiedades “curativas”, de sus aguas para la sanación física y/o espiritual, prosperidad, entre otros, según sea la laguna empleada. Estas prácticas se desarrollan realizando ciertos ritos, acompañados del uso de especies endémicas de flora y fauna que solo personas con ciertas “cualidades especiales” podrían desarrollar, las que reciben el nombre de maestros curanderos.